Ataraxia: La Imperturbabilidad
Aquí te comparto una herramienta práctica para llevarla mejor.
Si algo me ha regalado la filosofía, son herramientas prácticas que me ayudan a llevar una mejor vida (personal y profesional). Por ello, he tomado la iniciativa de estarte enviando todos los lunes un concepto filosófico que aplico en mi vida, y que considero podría serte útil a ti también.
En esta primera edición me pareció prudente comenzar con el concepto de "Ataraxia".
¿Qué es la ataraxia?
Ataraxia es una palabra griega que significa "imperturbabilidad" o "ausencia de turbación del alma". Fue un concepto central para los estoicos como los epicúreos, aunque con matices distintos. Dicho de manera simple, es ese estado en el que tu mente no se deja arrastrar por lo que no controla, no se angustia por lo que no ha pasado y no se desgasta por lo que no depende de ella.
No es resignación ni apatía: es libertad interior frente al caos exterior.
¿Por qué debes ponerla en práctica?
Los inicios de semana suelen ser terreno fértil para el desorden mental: pendientes acumulados, mensajes que no paran, expectativas de otros, culpa por lo no hecho, y ansiedad por lo que viene. Ataraxia te invita a estar ahí sin ser arrastrado, a ser observador y actor, pero no rehén de vaivén emocional de lo que viene en la semana.
¿Cómo practicarla hoy mismo?
Haz una lista breve de lo que sí depende de ti hoy.
Deja ir mentalmente lo que no puedes controlar (la respuesta de otros, el tráfico, el humor del cliente).
Cada vez que sientas tensión mental, haz una pausa de 60 segundos para respirar, observar tu cuerpo y decir: "Esto no puede perturbar mi paz a menos que yo lo permita".
Y así va este lunes... con pendientes, con prisas, con gente que no responde y otras que responden de más. Hoy puedes decidir no prestarte al caos ajeno, ni al tuyo. Y no va de sentirse superior, sino de comprender que no se puede andar regalando la paz como si fuera volante en crucero.
Si algo debe dejarte este día es esto: la tranquilidad no se encuentra, se construye. Que la calma no es ausencia de problemas, sino presencia de criterio. Y que si tienes que elegir entre tener la razón o tener paz, hoy —al menos hoy— elijas paz.
Nos leemos pronto. Un abrazo.
Emmanuel.